El arte ancestral de la geobiología estudia nuestras relaciones del ser humano con el hábitat, y las implicaciones que tiene en su salud, conociéndose como la “medicina del habitat”.
Existen múltiples evidencias de que nuestros antepasados eran maestros en el arte de la geobiología, y vivían en total armonía con su entorno. No es por casualidad que los lugares más sagrados de la humanidad (monumentos megalíticos, pirámides, templos, catedrales,…) estén situados en zonas de fuerte actividad telúrica y alta concentración energética.
Uno de los pilares en los que se apoya el Feng Shui es la Geobiología, disciplina conocida en la antigua China con el nombre de Geomancia. Hoy ignorada por la mayoría de los fengshuistas, han llegado hasta nuestros días edictos de la China antigua que prohibían edificar en las “venas del dragón” o en las “salidas de demonios” (zonas alteradas teluricamente). Lo que en un primer momento nos suena a superstición, es hoy en día cuantificable con modernos y sofisticados aparatos.
La radiestesia también era conocida desde la antiguedad: un bajorrelieve del segundo milenio antes de Cristo que retrata al emperador Yu sosteniendo unas varillas de zahorí. Sin embargo, el término radiestesia no fue acuñado hasta los años veinte por el abad francés Bouly. La palabra radiestesia esta formado por las palabras latinas “radius” (radiaciones) y “aisthesis” (sensación).
La palabra Geobiología se compone de 2 partes: geo-tierra y bio-vida. La geobiología reúne disciplinas tan diversas como la física, la química, la biología, la geología, la geofísica, la bioconstrucción, las energías renovables, el electromagnetismo, la arquitectura holística, la domótica, el paisajismo, la radiestesia, la Geometría Sagrada, las prospecciones de agua, metales, petróleo, etc.
Las zonas que registran radiaciones en cantidades nocivas para el ser humano se denomina geopatías, o zonas geopatógenas. En numerosas ocasiones permanecer en zonas alteradas teluricamente muchas horas al día (cama, mesa de trabajo, etc) es el origen de numerosas patologías, tanto físicas como psicológicas. Como dice Mariano Bueno, el padre de la geobiología en España “se hereda la cama, no el cáncer”.
No es necesario esperar a que surja la enfermedad para comprobar los efectos que tienen las zonas geopatógenas en nuestro organismo. Basta con situar a una persona durante unos minutos en una zona alterada y comprobar que sus defensas han bajado. Podemos utilizar técnicas como la kinesiología, aparatos como el Sonotest que mide el biocampo (radiación del cuerpo etérico de una persona) o el galvanómetro que que miden la resistividad eléctrica de la piel (en ohmios). Verificaremos que los músculos pierden fuerza, el aura se contrae y la resistencia cutánea disminuye. Con aparatos más sofisticados se puede comprobar que la exposición a lugares vibratoriamente bajos produce un cortocircuito en el cerebro.
La radiestesia, amén de prescindir de todo tipo de aparataje, llega aún más lejos. Con unas simples varillas, no sólo podemos medir puntualmente la contracción que se produce en el biocampo de una persona situada en una zona geopatógena, sino que también nos permite localizar en el cuerpo de una persona las geopatías provocadas por la exposión continua a un lugar nocivo, antes incluso de que aparezca alguna dolencia. Es posible, por tanto, señalar la zona del cuerpo que atraviesa una corriente de agua o el punto que corresponde a un nudo Hartman. La persona lleva grabada dicha información, pudiéndose detectar en cualquier momento, no siendo necesario que la persona se encuentre en el lugar geopatógeno cuando se realiza la medición.
Otros métodos caseros para detectar geopatías:
– Colocar 2 trozos de tuberías de cobre, uno en una zona alterada y otro en una zona neutra. Comprobaremos que el situado en la zona alterada se oxida en poco tiempo.
– Colocar dos platitos con agua en la que se ha disuelto sal hasta saturación, uno en una zona alterada y otro en una zona neutra. Cuando tras unos días el agua se evapore, la sal del platito colocado en la zona alterada formará en gruesos cristales de estructuras sin ninguna armonía. Sin embargo, el situado en zona neutra formará cristales más pequeños repartidos uniformemente y de estructura armónica.
Parámetros más relevantes de un Estudio Geobiológico:
Biómetro
Contaminación Electromagnética
Radiactividad
Corrientes de Agua Subterránea
Fallas
Red telúrica Hartman
Red telúrica Curry
Red telúlica Peyré
Anomalías Magnéticas
Chimeneas Cosmotelúricas
Biómetro
Ofrece una medida de la calidad energética/vibratoria del lugar. Se utilizan Unidades Bovis.
Los investigadores franceses Bovis y Simoneton fueron los que establecieron esta unidad de medida, que indica la vibración energética o longitud de onda que emite una persona, un objeto o un lugar. Las unidades Bovis se pueden equiparar al Angstrom, utilizado en física para medir las longitud de onda.
La media de salud se sitúa entorno a 6.500 unidades Bovis. Por tanto, los lugares que irradien unas vibraciones inferiores nos debilitarán, y a la larga pueden ser la causa de numerosas patologías. Al contrario, los lugares que irradian vibraciones superiores a las 7.000 unidades Bovis nos cargarán de energía y vitalidad. Normalmente, cuanto más alteraciones telúricas presenta una zona más bajan las unidades bovis.
Cada enfermedad y cada virus tiene una frecuencia vibratoria propia. Por ejemplo, el bacilo de Koch, responsable de la tuberculosis, vibra a 5.500 unidades Bovis, mientras que el cáncer lo hace a 4.000.
Una persona enferma no suele superar las 5.000 unidades Bovis, o 2.000-3.000 en casos de enfermedades graves. Una tasa de 1.000 nos indica que la persona está a punto de fallecer.
Las personas que gozan de óptima salud irradian entre las 7.000 y 8.000 unidades Bovis.
Existen tres niveles vibracionales:
– Cuerpo Físico. De 0 a 10.000 unidades Bovis.
– Cuerpo Etéreo (aura). De 11.000 a 13.000 unidades Bovis.
– Nivel espiritual. De 13.000 a 18.000 unidades Bovis.
Contaminación Electromagnética
Hoy en día, debido a los progresos tecnológicos de nuestra sociedad, los campos eléctricos son 10.000 veces superiores a los naturales. Nunca antes durante su evolución el hombre se había expuesto a tal cantidad de radiaciones, que no dejan de resultar nocivas, al ser incompatibles con la frecuencia vibratoria del organismo. Las células de nuestro organismo ven su frecuencia alterada por efecto de las radiaciones exteriores debido al fenómeno que la ciencia denomina resonancia simpática (el fenómeno que se produce cuando se golpea un diapasón y otro situado cerca empieza a vibrar a la misma frecuencia, produciendo idéntico sonido).
La contaminación electromágnetica procede de muy diversas fuentes: antenas de telefonía móvil, torres y líneas de alta tensión, transformadores, instalación eléctrica defectuosa en la vivienda (conducciones mal aisladas, sobresaturadas, tomas de tierra defectuosas, etc), antenas, repetidores de TV, ordenadores, electrodomésticos, mantas eléctricas, etc. Sus efectos se traducen generalmente en depresión, irritabilidad y desequilibrios emocionales, así como disfunciones del sistema inmunológico, lo que nos hace más vulnerables a las enfermedades. Aunque por lo general no nos afecte de forma inmediata, sus efectos biológicos son acumulativos, deteriorando paulatinamente la calidad de vida. Aunque en niños, ancianos, embarazadas o personas enfermas los efectos perniciosos de la contaminación electromagnética pueden manifestarse a corto plazo.
La contaminación electromagnética es tan omnipresente en nuestra sociedad que incluso se ha acuñado ya el término “estrés electromagnético”, que agrupa patologías de muy diversa índole, que a simple vista parecen no relacionarse entre sí: insomnio, problemas de memoria, ansiedad, irritabilidad, hipertensión, dolores musculares, calambres, palpitaciones, vértigos, falta de apetito, piel seca, urticaria, picores, dolores de cabeza, visión borrosa, etc. La electrocontaminación también puede ser la causa de problemas endocrinos. Los dos órganos más afectados por los campos electromagnéticos externos son el corazón y el cerebro, al funcionar ambos por impulsos eléctricos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que los campos electromagnéticos constituyen un factor cancerígeno del tipo 2B.
Cuando estamos en reposo somos más vulnerables a las radiaciones electromagnéticas (nuestro sistema inmunológico está desactivado), siendo de suma importancia medir las radiaciones electromagnéticas del dormitorio con objeto de reducirlas al mínimo durante la noche.
Otro de los efectos perniciosos de la contaminación electromagnética es que inhibe la producción de la hormona melatonina, denominada hormona de la oscuridad, dado que sólo se produce durante la noche mientras dormimos. La melatonina es uno de los antioxidantes más poderosos que se conocen, y juega un papel fundamental en la prevención de numerosos cánceres. Los estudios realizados concluyen que las personas invidentes, al tener niveles más elevados de melatonina, tienen un riesgo menor de contraer cáncer.
La melatonina es más efectiva en la eliminación de los radicales libres que la vitamina E o el ácido ascórbico (vitamina C) de los que tanto se oye hablar.
La disminución en la producción de melatonina puede producir a su vez el descenso de la serotonina, característico de la depresión.
Otra de las funciones de la melatonina es protegernos contra el envejecimiento.
Aparatos de medición de electromagnetismo
Kombi test. Aparato analógico para obtener las mediciones electromagnéticas de baja frecuencia (electrodomésticos, televisor, ordenadores, acumuladores…)
Spectral. Aparato analógico para obtener las mediciones electromagnéticas de alta frecuencia (antenas de telefonía móvil, rádares, torres alta y baja tensión, microondas, radiofrecuencias…). Mide la densidad de potencia alectromagnética radiada (microwatios/cm2).
Según las recomendaciones de Salzburgo, las de mayor reconocimiento internacional, la máxima exposición admisible a la radiación electromagnética correspondería a 0,1 microwatios/cm2. Sin embargo, en España el límite se encuentra en 450 microwatios/cm2 (aunque en algunas comunidades autónomas como Cataluña, Castilla La Mancha o Navarra los límites son inferiores), superando 1.400 veces lo establecido en otros países de nuestro entorno.
El campo geomagnético natural de la tierra es 0,000001 microwatios/cm2, es decir, el nivel máximo tolerado en España es 450.000.000 veces mayor..
Radioactividad
Puede ser natural (emisiones de radón) o artificial (centrales nucleares, pararrayos, aparatos médicos, materiales de construcción, etc). Aunque sus efectos a gran escala son bien conocidos (por ejemplo el desastre de Chernobil) sus efectos a bajas dosis también resultan muy perniciosos, transmitiéndose a través de los genes a generaciones venideras.
El gas radón es un gas radioactivo de origen natural, incoloro, inodoro e insípido. Proviene de la desintegración natural del uranio 238. El Comité Internacional de Investigación del Cáncer (CIRC) ha catalogado al radón en “categoría 1” por sus efectos cancerígenos. Se estima que la acumulación de gas radón en las viviendas es el responsable de un 10% de los casos de cáncer de pulmón (que se suelen achacar al tabaco). El radón también aumenta el riesgo de padecer leucemia al disolverse en la médula ósea.
Aparte de las emanaciones naturales de la tierra, sobre todo en zonas graníticas, también podemos encontrar gas radón en materiales de construcción (ladrillos, hormigón, yeso…) , gas natural de los hogares, detectores de humo, abonos fosfatados o componentes de radioemisores.
El radón sólo presenta problemas en el interior de los edificios, puesto la concentración aumenta en espacios cerrados, sobre todo en lugares poco ventilados, viviendas aisladas térmicamente o en sótanos. El gas se filtra del subsuelo por fisuras existentes en el suelo o en los muros, canalizaciones subterráneas, etc.
En España las zonas que tienen mayores emisiones de gas radón debido a la naturaleza granítica de su suelo son Galicia, Gerona, Madrid y Salamanca.
En los cruces de líneas Hartmann hay un aumento del 30% de la radioactividad natural. Antes de una tormenta se constata en dichos nudos un aumento del 100% en los rayos gamma, aumento que se eleva al 300% en suelo volcánico. La radiactividad concentrada surge de la tierra en esos puntos de manera violenta, agudizando las patologías físicas y mentales, como la depresión, que en casos extremos, puede incluso desembocar en suicidio.
Se considera PELIGROSO a partir de los 250 miliRem/ año, o con un aumento significativo del 25% con respecto a la radiación de fondo.
Aparato de medición de emisiones radioactivas
Contador Geiger RADALERT.
Corrientes o venas de agua
Las corrientes de agua subterránea y los acuíferos alteran la cantidad de energía telúrica emitida en la vertical de su curso, en función de la mayor conductividad eléctrica que confieren al suelo, lo que produce efectos desvitalizantes en los seres vivos. El problema no es el agua en sí, sino las emisiones electromagnéticas generadas por su movimiento. Por tanto, cuando más rápidamente cicule el agua más dañinas resultarán las radiaciones emitidas.
Su intensidad o radio de acción aumenta o disminuye dependiendo de variaciones en el caudal según la estación del año. Es deseable realizar la prospección geobiológica de la zona que abarca la corriente durante la época de máxima pluviosidad, que es generalmente la de mayor caudal.
Algunas personas liberan con su hiperactividad, nerviosismo o incluso agresividad el exceso energético provocado por el agua subterránea.
Aunque existen medios para neutralizarlas en parte, lo mejor es evitarlas, pues su peligrosidad es similar a la de las fallas telúricas.
Solemos encontrar de 4000 a 4.500 unidades bovis encima de una corriente subterránea, lo cual está por debajo del nivel mínimo de salud.
Las corrientes de agua subterráneas pueden provocar problemas circulatorios, reumáticos, etc. La nocividad se incrementa cuando se cruzan varias corrientes en la misma vertical, lo que se conoce como “punto rayo”, donde se incrementa el riesgo de depresión, suicidios, etc. Cuanto mayor es la distancia entre las dos corrientes que se cruzan mayor es la emisión nociva.
Un indicio de agua subterránea (corrientes de agua o capas freáticas) suele ser la aparición en la vivienda de humedades que se resisten a desaparecer. A veces, desaparecen tras realizar una derivación a tierra. Tampoco es raro encontrar mohos en la vertical de las corrientes de agua subterránea. Los mohos son unos hongos que diseminan esporas por el aire, lo cual puede dar origen a enfermedades como el asma o alergias.
También son nocivos los sitios sitúados en la vertical de cuevas o cavidades subterráneas.
Fallas
Grietas o diaclasas en el subsuelo que alteran la calidad o la cantidad de la energía emitida por la Tierra, de magnitud muy variable. Por estas fisuras escapa el electromagnetismo generado en el centro de la Tierra por la fricción entre el núcleo y el magma.
Son peligrosas por la agresión que suponen para el equilibrio energético del ser humano, además de emanar gases radiactivos.
Es frecuente que provoquen variaciones del campo magnético terrestre. Se puede medir con el geomagnetómetro la intensidad de la perturbación magnética.
Es aconsejable evitarlas por su impacto negativo en la salud.
En la vertical de una falla las unidades bovis no superan las 4.000 unidades, lo cual está por debajo del nivel de salud. A largo plazo dormir bajo una falla implica riesgo de cáncer.
Las grietas en la fachada o muros de una vivienda generalmente vienen ocasionadas por la presencia de una falla en el subsuelo, aunque evidentemente también pueden deberse a defectos en la construcción.
Las Redes Telúricas, también llamadas geomagnéticas, formadas por cuadrículas delimitadas por muros de energía, cubren la superficie entera del planeta excepto los polos. Se especula que son los metales en fusión en el interior de la tierra los responsables de las emisiones que forman estas redes.
Red Hartmann
El doctor Ernst Hartmann descubrió en los años 50 la existencia de esta red global que se extiende por todo el mundo, hallándose tanto en el interior como en el exterior de las viviendas, tanto a nivel del suelo como en pisos altos. Esta red está orientada cardinalmente formando una cuadrícula que se crea cuando se cruzan las líneas Norte-Sur con las líneas Este-Oeste. Las líneas Este-Oeste están separadas como media unos 2 metros y medio, y las líneas Norte-Sur dos metros. Estás distancias son orientativas, puesto que presentan grandes variaciones dependiendo de factores estacionales, contaminación electromagnética, latitud, orografía, estado energético global de la zona, etc.
La malla de líneas Hartman se deforma con fácilidad cerca de cualquier masa metálica. Por tanto, en las ciudades encontramos la cuadrícula muy deformada debido a la alta concentración de edificios con cimientos métalicos, vigas o traviesas de hierro.
En general, suele ser habitual el estrechamiento de la retícula ortogonal formada por líneas Hartman en zonas alteradas telúricamente.
La anchura de las líneas también es variable, con una media de 21 cm.
Su efecto sobre la salud, no es determinante por si mismas, pero pueden causar trastornos graves, al afectar a un órgano ya debilitado, al combinarse su efecto con el de otros factores patógenos (corrientes de agua subterránea, etc) o en los cruces, dependiendo también del tiempo de exposición.
En general, se aconseja evitar los cruces (también llamados nudos) de líneas Hartmann en los lugares en los que se pasa mucho tiempo, como la cama o la mesa de trabajo. Como hemos mencionado anteriormente, la importancia de colocar la cama en un lugar neutro (sin geopatías) es esencial, puesto que perdemos alrededor de dos tercios de nuestra capacidad de defensa mientras dormimos, lo que corresponde a un tercio de nuestra vida a razón de 8 horas diarias.
Por otro lado, durante la noche la Tierra descarga las radiaciones solares y cósmicas que ha absorbido durante el día. Entre las 2 y las 4 de la mañana se constata un fuerte incremento en la intensidad de las líneas Hartman, razón por la cual hay gente que suele despertarse a esas horas.
En numerosas ocasiones se encuentran a gran proximidad un cruce de líneas Hartmann con un cruce de líneas Curry, lo que no deja de surtir efectos devastadores en la salud de las personas que permanecen largos periodos en dichas zonas. Es lo que se conoce como nudos estrella. Los síntomas tardarán en aparecer más o menos tiempo según el estado de salud de cada persona, muchas veces cuando ya es demasiado tarde para recuperar la salud.
El origen de la red Hartman se atribuye al campo magnético y eléctrico terrestre, por lo que muchas la consideran como el sistema nervioso de la tierra. Hoy en día resulta más nociva que antaño porque la tierra la utiliza también para canalizar el excedente de campos electromagnéticos artificiales creadas por el hombre (conocido como electro-smog). El doctor Hartmann utilizó en sus experimentos en la universidad de Heidelberg aparatos de gran precisión en la detección de las líneas H. como el geomagnetómetro.
Según el doctor Hartman la exposición a una zona geopatógena o alteración telúrica es responsable del 60% de las enfermedades y del 80% de los casos de cáncer. Gracias a la red Hartmann es posible predecir terremotos con 12 horas de antelación. Antes de un terremoto las líneas Hartmann aumentan su grosor, puediendo llegar a pasar de los 21 cm que suelen tener como media a 80 cm.
Algunas personas clarividentes pueden ver las líneas Hartman, que describen como paredes de energía que surgen de la tierra, elevándose hasta donde alcanza la vista.
Red Curry
Se la denomina Red Diagonal, ya que su orientación magnética es diagonal con respecto a la red Hartman. La red Curry la forman líneas que van del Noreste a Suroeste y de Sureste a Noroeste. La separación entre líneas oscila entre los 6 y los 8 metros, y la anchura de las mismas se sitúa entre los 40 y 80 cm. Recibe su nombre en honor al Doctor Manfred Curry.
Unas líneas tienen polaridad eléctrica positiva y otras negativa.
De igual modo que la red Hartman, es una red global y sus dimensiones varían dependiendo de las características de cada zona (relieve, composición del subsuelo, estaciones, fases de la luna, etc), desaconsejándose la estancia prolongada en la vertical de los cruces de líneas Curry.
En general, la mayoría de los expertos afirman que los cruces Curry resultan más nocivos para la salud que los cruces de líneas Hartmann.
Ilustración: ejemplo de la cuadrícula ideal (sin deformaciones debidas al terreno) formada por la red Hartmann y la red diagonal Curry (en rojo) orientadas cardinalmente.
Red Peyré
Red global de energía telúrica descubierta en 1937 (antes que la red Hartmann) por el Doctor Peyré. Es también una red que se extiende por todo el planeta y orientada magnéticamente. Forma una retícula de mayor tamaño que la red Hartman al oscilar la separación entre líneas entre los 7 y los 9 metros.
La red Peyré se considera una red solar, puesto que capta energía cósmica. En las ciudades, debido a la polución eléctrica, no es fácil de encontrar, siendo la red Hartmann la que predomina.
Anomalías Magnéticas
Todas las células del organismo se encuentran polarizadas. Existe el riesgo de despolarización si permanecemos en zonas que presentan anomalías magnéticas. Se han realizado numerosas investigaciones que señalan la despolarización celular como principal causa de mutaciones genéticas y enfermedades inmunes y degenerativas. Esta es la razón de que gracias a la magnetoterapia algunas personas han experimentado curaciones milagrosas. Pero resulta evidente que no se logrará una curación duradera si no se evitan las zonas alteradas magnéticamente.
Las causas pueden ser naturales: presencia de minerales ferromagnéticos, fallas, diaclasas, etc, o artificiales: vigas y armazones metálicos en las construcciones modernas, radiadores, etc. También pueden aparecer en terrenos que presentan una composición de diferentes materiales . Las cambios muy pronunciados de magnetismo son muy nocivos y se deben evitar.
Las alteraciones magnéticas se detectan con una brújula.
Chimeneas Cosmotelúricas
Puntos de respiración energética de la tierra. A través de ellas se realiza un intercambio de energía telúrica y cósmica. En las fases de inspiración (duración aproximada de 3 minutos) y de expiración (duración de dos a dos minutos y medio) se liberan diferentes tipos de energía. Pueden presentar de 1 a 4 brazos (ramificaciones del conducto principal) o no tener ninguno. Los brazos se orientan siempre cardinalmente, tienen forma de doble rombo y pueden llegar a tener hasta 7,5 metros de longitud.
Se observa que sobre las chimeneas que emiten energía negativa crecen cactus o plantas con pinchos.
El núcleo de una chimenea mide unos 30 cm, rodeado de hasta 7 círculos concéntricos, cuyas emisiones pueden alcanzar los 6 metros.
Es la alteración telúrica más nociva para la salud. Se aconseja evitarlas a toda costa en los lugares de larga permanencia. Cuanto mayor es su tamaño y el número de brazos más nocivas resultan. Las chimeneas cosmotelúricas no se encuentran repartidas de forma homogénea a lo largo del planeta. Hay zonas que presentan numerosas chimeneas, mientras que en otras la densidad es muy baja.
Ilustración: Chimenea cosmotelúrica de 3 brazos.
Ondas de Forma Puede suceder que la emisión de forma de muebles, cuadros u otros objetos decorativos alteren la vibración de una estancia.
Hasta ahora hemos hablado de telurismo, es decir, radiaciones emitidas por la corteza terrestre, pero no podemos olvidar las radiaciones cósmicas, que, procedentes de los astros, penetran continuamente en la atmósfera. Son preferibles los terrenos que por su composición absorben bien dichas radiaciones. A evitar los terrenos que rebotan las radiaciones cósmicas, aumentando así la nocividad del sitio.
Se usan Técnicas Radiestésicas para la captación de energías cósmotelúricas, localización de agua subterránea, fallas, red Hartmann, Curry, Peyré, chimeneas cosmotelúricas y ondas de forma.
Todos las geopatías que acabamos de detallar afectan por igual a animales y plantas. Esa puede ser la misteriosa razón que se esconde tras distintas enfermedades en animales, o repetidos fracasos en huertos y jardines.
Los animales no han perdido, como nosotros, la conexión con su entorno. No es de extrañar que ningún animal muriera a consecuencia del pasado tsunami en Asia, pues resintieron el peligro y huyeron antes de que comenzara. Vivir en armonía con la naturaleza les permite elegir de forma natural los mejores sitios. Pero si confinamos los animales de granja en establos o cobertizos situados en zonas con geopatías pueden surgir enfermedades.
Sin embargo, algunos animales prefieren las zonas con geopatías, como el gato, las abejas (una colmena situada en un nudo Hartman produce más miel) y los insectos (algunas tribus africanas encuentran agua gracias a las hormigas, ya que sus sendas suelen seguir corrientes de agua subterránea).
A los gatos tampoco les afecta la radioactividad (gatos y cucarachas fueron los únicos supervivientes del accidente de Chernobyl).
Como consejo general, elegir los lugares preferidos por los perros y evitar los que frecuentan los gatos.
Es deseable sembrar o transplantar plantas y árboles en zonas neutras respecto a la red geomagnética. Sin embargo, algunos árboles prefieren las zonas alteradas telúricamente, siendo por ello aconsejable testar radiestésicamente el lugar adecuado para cada especie.
Por otro lado, se ha observado repetidamente que los objetos inanimados también son afectados de algún modo por las emisiones telúricas. Se pueden producir fallos inexplicables en aparatos electrónicos -ordenadores, fotocopiadoras, televisores, maquinaria, etc- situados en zonas alteradas telúricamente, que vuelven a funcionar milagrosamente cuando se cambian de sitio.
Otro de los misterios sin resolver para los que la Geobiología ofrece una explicación son esos tramos de carretera en los que se producen numerosos accidentes, aunque el tramo no revista ninguna peligrosidad. Lo que sucede es que el conductor se distrae momentáneamente al entrar de forma repentina en una zona geopatógena.
Autor: Luis Moro, geobiólogo y radiestesista
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