En la actual sociedad nos encontramos con que los niños tienen una alimentación con un alto contenido en azúcares refinados de rápida asimilación.
Es muy normal observar que a los niños se les de para desayunar un batido de cacao con algunas galletas, magdalenas… o bien alimentos procesados industrialmente basados en cereales azucarados. Pero además de esto es normal que en las comidas se les de bebidas azucaradas y refrescos carbonatados. Como resultado, hay niños que consumen habitualmente cantidades excesivas de azúcares refinados, lo cual conlleva una serie de problemas de salud como hipoglucemia reactiva, desmineralización, acidificación del terreno biológico…
Síntomas de un exceso consumo de azúcar en niños
El consumo excesivo de glucosa (como tal o a través de sacarosa o azúcar refinado) hace aumentar de forma brusca el nivel de glucosa en sangre (hiperglucemia). El organismo reacciona mediante la secreción de insulina por parte del páncreas para regular la glucemia. Cuando el exceso de azúcar en la dieta es lo habitual aparecen ciertas disfunciones en la regulación de la glucosa en sangre. La gran cantidad de insulina secretada para compensar la fase de hiperglucemia provocará un “efecto rebote” que se manifestará al cabo de unas 2 horas con una bajada de la glucemia, entrando en una fase de hipoglucemia reactiva.
De modo que durante la fase de hiperglucemia aparecen los síntomas de excitación, agresividad, hiperactividad, inquietud, nerviosismo… y durante la fase de hipoglucemia baja el rendimiento intelectual, la atención y se genera una sensación de ansiedad, temor confusión,…
Sin embargo, el azúcar de la fruta (fructosa) no produce en las personas sanas los desequilibrios de la ingesta del azúcar refinado, ya que la fibra de la fruta y las vitaminas y minerales presentes en ella amortiguan estos efectos.
Así pues, el azúcar refinado, al no aportar los micronutrientes necesarios para su metabolización, tiende a agotar las reservas del organismo si es consumido en exceso, contribuyendo de este modo a la desmineralización y a la acidificación del terreno biológico. Además de los azúcares refinados hay otros alimentos acidificantes como son las harinas refinadas, trigo, azúcares, carnes, lácteos, bebidas carbonatadas… Todos sabemos que a los niños les cuesta consumir en su alimentación regular las frutas y verduras; de modo que al no haber un equilibrio entre alimentos acidificantes (azúcares refinados, harinas refinadas, carnes, bebidas carbonatadas, etc. y alcalinizantes (vegetales y frutas en general) el terreno acidificado tiene como consecuencias, además de desmineralización, tendencia a las inflamaciones, autointoxicación celular, irritación de los tejidos, caries, irritabilidad, fatiga…
Este desequilibrio entre alimentos acidificantes y alcalinizantes no solo es uno de los factores desencadenantes de TDAH o niños hiperactivos, sino que es el causante de otros trastornos entre los adultos como la desmineralización habitual que observamos hoy con la osteoporosis como cabeza visible.
Fuente : saludbyo.com
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